La manipulación de un tomate para su consumo es sencilla, y responde sobre todo al gusto del consumidor.

¿Se debe pelar el tomate?

Nuestros tomates tienen la piel muy fina y lisa, y no resulta incómoda a la hora de comerla, y mucho menos nociva ya que no utilizamos tratamientos químicos en la plantación.

Sin embargo, suele resultar más sabroso pelado.

Últimamente han salido al mercado peladores de tomate, pero un cuchillo afilado, incluso un cuchillo de sierra, sirve de igual manera.

Una vez pelado, se coloca de perfil, de tal forma que le rabito quede a un lado. Y en esa posición se hacen rebanadas.

¿Cuál es el grosor ideal para cortar el tomate?

El grosor de la rebanada depende de los gustos de los comensales, pero resulta más jugoso si ésta es gruesa, como mínimo de un centímetro. El corazón del tomate queda a la vista y la carne y la pulpa, esa parte mellar de la fruta, forman un todo casi compacto con los jugos y las semillas.

Un poco de sal y aceite de oliva son el complemento perfecto para disfrutarlo.